La primera etapa en este viaje ha sido Zambia, mi destino en concreto era Livingstone, la ciudad que lleva el nombre del explorador y misionero británico que vio por primera vez las grandiosas cataratas Victoria.
El viernes 25 de marzo a las 10 de la mañana estaba en la estación del tren TAZARA en Dar es Salaam.
El billete en primera clase me costó 104.000 chelines tanzanos, al cambio, unos 40€, y fue fácil reservarlo. Solo hace falta llamar a la estación y pagar el mismo día de salida. Había leido en internet que el gobierno tanzano había comprado un nuevo tren, en el que estaba a punto de embarcarme, y no podía esperar más a comenzar este nuevo viaje.
Ya en la estavión conocí a varios viajeros como yo: mamas de Zambia, jóvenes tanzanos, familias... Y varios grupos de gente blanca como yo. Al entrar al tren no pude dejar de hacer fotos a todo. La cabina era nueva, muy bonita, con 4 camas, una mesita, dos cargadores y un ventilador.
¡Cual fue mi sorpresa al ver que mis compañeras de viaje eran tres chicas italianas! Estaban haciendo un voluntariado al norte de Zambia y habían viajado a Tanzania para pasar las vacaciones de Semana Santa.
Sara, Maria Chiara y Marguerita fueron unas compañeras geniales de aventura hasta que se bajaron en Mbeya para hacer turismo en la zona.
Mientras, el paisaje y los más de 300 puentes que atraviesa la línea, nos hacían mirar por la ventanilla durante horas.
Cada vez que el tren paraba unos minutos aprovechábamos para bajarnos, comprar alguna cosilla de comer y tomar aire. Fue así cuando conocí a Darío y a Ana, con los que iba a pasar una semana.
- Im Spanish- me contestó. Y nos empezamos a reir como niños. Darío es un ingeniero madrileño que trabaja para una ONG tratando de llevar la electricidad a un pequeñito pueblo del interior de Tanzania. Allí vive con Ana, una chica suiza que trabaja como enfermera en el hospital del mismo pueblo.
En el agradable restaurante del tren pasamos la mayoría del tiempo. Servían el desayuno, la comida y la cena. Además de todo tipo de bebidas y snaks.
En el mismo tren cruzamos la frontera entre Tanzania y Zambia. La policía de inmigración se subió al tren tanto en el lado tanzano como en el de Zambia para pedirnos los pasaportes y pasar por caja. 50$ vale la visa de entrada para 3 meses al país.
Si pensáis que el viaje dio para mucho, no os equivocàis. En total fueron 58 horas en un tren en el que monté sola, y del que bajé de la mano de gente maravillosa, gente enamorada (al igual que yo) de África y de este mundo.
Y para terminar esta aventura de casi 4 días, llegamos a nuestro destino a las 12 de la noche, por lo que nos tocó echar lo que tuvieramos a mano al suelo e intentar dormir unas horas.
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