viernes, 28 de agosto de 2015

Empieza las verdaderas aventuras

¡ Hola a todos ! 
Otra semana que pasa más que volada cuando miro hacia atrás, pero muy disfrutada en el día a día. Llena de alegría y a la vez de trsiteza compartida... En definitiva, de momentos muy emotivos.

Empezaré contandoos que el pasado jueves y el pasado viernes estuvimos de visita en Wilolesi Primary School. En este colegio algunas de nosotras dimos clase el año pasado durante una semana.

A pesar haber pasado un año desde que nos fuimos de allí con lágrimas en los ojos y una caja de saltamontes entre las manos, al volver allí parecía que no nos habíamos ido nunca. Casi nada había cambiado: las clases seguían estando abarrotadas de niños, los profesores seguían pegando con un palo a los chavales sólo por haber fallado en un ejercicio, y la mayoría de los alumnos estaban tremendamente desmotivados en clase. 

En Tanzania , por su cultura, es muy frecuente que los profesores peguen a los niños ya sea con un palo, una regla o simplemente les dan un bofetón con la mano abierta sin pensarlo dos veces. Es muy chocante verlos como humillan y hacen sufrir física y psicológicamente a los niños hasta hacerles llorar. Utilizan  una receta que tiene decisión, inhumaidad y frialdad a partes iguales. El otro día mi amiga Laura y yo le dijimos a nuestra vecina, tocaya mía por cierto, que en España no pegábamos a los niños y ¿sabéis lo que nos respondió? Os voy a hacer un poco de rabiar y me gustaría que todo el que esté leyendo este post dejase un comentario con la respuesta que crea que la niña de 10 años acostumbrada a que la peguen en el colegio nos dio. En el siguiente post os  desvelaré qué respuesta es la correcta. 

Os decía que casi nada había cambiado porque los niños sí que habían cambiado. El primer día ya no nos temían porque sabían que les íbamos a querer y a respetar, que les íbamos a hacer sentir importantes en la clase, y que no íbamos a castigar sus errores, sino a darles otra oportunidad. 


Nos querían mucho más que el año pasado y nos mostraban una admiración impresionante a cada segundo. Como dicen mis padres "el que siembra, recoge". A veces parece que las semillas no las siembras, sino que simplemente de te caen de los bolsillos, así que cuando vuelves te sorprendes tanto de lo que tienes para recoger que ni te lo crees.

Yo fui directamente a 5º de Primaria, allí iban a estar mis alumnos del año pasado, y así fue. No os hacéis a la idea de lo contentos que se pusieron al verme. En voz bajita unos a otros se decían "teacher Marta, teacher Marta" mientras me miraban con asombro y entusiasmo.  
Fueron dos horas enseñandoles los números hasta un millón en inglés. Jugamos al bingo, hicimos ejercicios en el cuaderno en los que se corregían los unos a los otros y cantamos canciones. 

Cuando sonó la campana para ir al patio parecía que habían pasado solo 20 minutos, pero en realidad habían sido 120. Incluso ellos querían seguir dando clase de inglés, algo insólito para sunprofesora habitual. Lo dicho, esa sensación de recibir tanto habiendo dado muy poco es indescriptible. 

En el patio jugamos al fútbol, hicimos carreras y nos cantaron el himno de Tanzania seguido de canciones del colegio.




Fue un momento muy bonito para compartir fuera de la clase y jugar juntos. 

El fin de semana estuvo lleno de despedidas: el domingo invitamos a las familias a las que habíamos ayudado a una merienda muy sencilla. Hicimos macedonia de frutas y palomitas.
Además mama Emmy cocinó mandasi y las focolarinas hicieron una tarta. 

Las familias nos contaron cómo se sentían de agradecidas, y sobre todo nos pidieron que os diéramos las gracias a todos los que nos habéis ayudado a que el proyecto pudiera realizarse. 


El lunes por la tarde los chicos de la Squoletta tenían también una fiesta preparada para nosotros repleta de bailes y canciones en la que no faltaron los regalos, de y para todos. Kangas para las chicas, mantas masais para los chicos y por nuestra parte, balones y lapiceros de colores para los chavales. 


Además, el grupo de gimnasia acrobática nos deleitó con un show lleno de piruetas en el que mi rafiki Marga y yo hicimos la "croqueta" ante el asombro del público. 


Antes de cenar nos invitaron a conocer a un obispo ruso que había venido a Tanzania a visitar el país y a conocer a la familia de Edward. Fue un momento bonito de compartir experiencias y puntos de vista.

La noche del domingo al lunes tuvimos también nuestra particular fiesta de despedida en la que no faltó Serengueti, Kilimanjaro ni Tusker. No, no son nuestros amigos, son cervezas del país ;-) Aún con el ritmo de la música en el cuerpo, eran las 5 de la mañana cuando vinieron a recoger al grupo de 14 formado por Laura, Javi, Marga, Andrés, Ana Torres, María Poveda, Reil, Eder, Ana Hernando, María García, Elena y Ale. Entre bostezos provocados por no haber dormido en toda la noche y lágrimas, Ana Rubio, María Aguado y yo nos despedimos de ellos. Poco después de volver a casa, sentimos eso que llaman "síndrome del nido vacío", la casa se había quedado huérfana de alegría y de voces. Sí, está comprobado que los españoles somos unos gritones y que yo poco a poco me voy haciendo mayor sin quererlo. 

Ese lunes realmente había demasiada tranquilidad en la casa, nos pudimos sentar todas a comer en el sofá,  tardamos demasiado poco en preparar la comida y en fregar, y por último, el turno para ducharse llegó demasiado pronto. En definitiva, les echamos demasiado de menos. 

Al día siguiente les tocó volver a Madrid a Ana, Sara y María, lo que significaba que yo era la única española que se quedaba en Iringa. Su marcha significó mucho para mí. En la estación de autobuses nos abrazamos como si nos conociéramos de toda la vida y ese "adiós" fuera un hasta siempre. 

Por supuesto que así no va a ser. Como dicen aquí "mountains never meet, but people do" , por lo que espero veros muy muy pronto a tod@s.  
Desde ese día no he vuelto a hablar castellano más que por whatsapp, ¡espero que no se me olvide ! 

Después de su marcha empezó lo que he llamado en el título de la entrada "las verderas aventuras". Hice mi maleta y fui al focolar, aquí estaré viviendo hasta el martes que la familia en la que voy a vivir llegue de Rwanda. Creo que puedo decir que es la primera vez en la que después de llevar tan poco tiempo en una casa que no es la mía puedo decir que realmente me siento como en casa.
Uno de los caprichos que me he dado aquí ha sido ducharme , por primera vez en el viaje, con agua caliente. Cuidan de mí como 8 madres a la vez, como muy bien, tengo mi espacio, y lo mejor son las sobremesas llenas de experiencias y vivencias que compartimos. 

Estos días también he empezado las clases de Swahili y aunque os parezca mentira, es mucho más fácil de lo que la mayoría podéis pensar.



En solo dos clases ya digo frases cortas y hablo con la gente. El problema es que me contestan pensando que hablo perfectamente, y para nada es así. Mi cara de póker lo debe decir todo. 

Para terminar os contaré que ayer fui pvez a la Squoletta donde voy a hacer el voluntariado estos meses de 15 a 17h y estuve jugando con los niños. El viernes es el día de juegos y deportes. En grandes cajas se sacan los juguetes, los balones y las combas y les dan la oportunidad durante un par de horas de olvidarse de todos los problemas que les rodean. 



Todos ellos están apadrinados por familias del movimiento de diferentes partes del mundo. Este apadrinamiento consiste en escolarizarles en la escuela pública, en darles de comer en la Squoletta y en recibir apoyo escolar. La mayoría de  ellos son huérfanos de madre, de padre, o de ambos y normalmente viven con algún familiar que se hace cargo de ellos. 

Esto es todo por hoy, mañana iré a comprarme una bici para moverme por aquí, hacer algo de ejercicio y no olvidarme de los descensos locos que solía hacer por la Casa de Campo ni de las bicicletadas con IDEO. 


Un abrazo gigante. 
👧🏿dada Marta. 



jueves, 20 de agosto de 2015

Última semana del grupo

¡Mambo! 
Lo primero que quiero contaros es que nada más abrir la aplicaciónd e Blogger para actualizar el blog, me he dado cuenta que no lo actualizo desde el miércoles pasado, la verdad es que me parece que fue ayer cuando os conté las útimad vivencias. Cuando la vida se disfruta se pasa volando.

Os adelanto que tengo muchísimas novedades acerca de las obras que vamos haciendo en las casas y sobre estos días en general. 
Empezaré por contaos a qué familias hemos estado ayudando últimamente: en la anterior entrada os enseñé lo bien que quedaron las nuevas camas de mama Restuta, ¿os acordáis? Pues antes de ayer no trajo un gallo vivo para agradecernos lo que habíamos hecho por su familia. 

Le pusimos de nombre "Chakula" que significa "comida" en Swahili. Anoche hubo matanza a cargo de Reil, el chico filipino que está con nosotros. A la mayoría nos daba pena matarlo, le habíamos cogido cariño. Lo limpió y lo partió, y ahora está en el congelador para asegurarnos de que al comerlo no nos transmite ninguna bacteria.
Estos días hemos trabajado en casa de Mama Emy y de Alfred y Dorotea. En casa de Mama Edy hemos pintado el salón y la cocina como podéis ver. 


Ahora os voy a contar una de las historias más bonitas y conmovedoras que jamás me han contado. Alfred y Dorotea son de Burundi, y hace ya unos 20 años huyeron de su país reprimidos por el gobierno bajo amenaza de muerte. Se refugiaron en el campo de Nyagurusu, al norte de Tanzania, en la región de Kigoma. Hoy en día miles de bunrundeses siguen huyendo y el campo alberga hoy a más de 140.000 perdonas bajo condiciones de vida muy duras. Él era profesor de Secundaria en su país, y además formaba parte del Movimiento de los Focolares en el momento que dejó todo y huyó sólo a Tanzania. Ella ya vivía en el campo de refugiados cuando se conocieron. Cuando él llegó vio que la gente había perdido la esperanza de aspirar a una vida mejor y junto con la comunidad de allí se hizo catequista. Además empezó el colegio del campo de refugiados: daba clase debajo de un árbol a niños sentados en el suelo. Según nos contó ayer, no tenían libros ni currículum que seguir, por lo que enseñaba lo que él consideraba que aquellos niños necesitaban para su día a día. 
Después de casarse en el campo y de ver nacer allí a tres de sus cuatro hijos, fue enviado por el movimiento a Iringa, lo que hizo que el infierno de Nyagurusu terminase. 
La vida consiste en ir creciendo, no perder la esperanza y esforzarte por lo que quieres conseguir, y así ha sido. Estos días estamos ayudando a la familia a terminar su propia casa. 
Hoy en día los dos son profesores y sus hijos van al colegio en el que trabajan. Tienen unas 100 gallinas de las que venden sus huevos para sacar un dinero extra. Los trabajos que hemos hecho han sido contruir una fosa séptica, cementar los muros de ladrillo por dentro y construir una caseta para las gallinas.

Por cierto, os traigo noticias frescas: la segunda semana de Septiembre iré a Kigoma a un encuentro anual de los Focolares, se hace allí porque en el campo de refugiados hay una comunidad formada por más de 100 personas del movimiento que no pueden permitirse viajar a otras ciudades del país. Será una experiencia muy dura según me han contado, para la que creo que nunca se está preparada aunque una piense que sí, que es fuerte, y pero que también me permitirá conocer otra parte de este mundo, que no es nuestro barrio, ni nuesta ciudad, ni mucho menos, lo que llamamos el "primer mundo". Definitivamente os invito a abrir los ojos a otras zonas del planeta.

Cambiando radicalmente de tema, y valorando enormemente la vida salvaje de Tanzania, quería compartir con vosotros la experiencia tan maravillosa que vivimos el sábado, fuimos de safari a Ruaha National Park, a unas dos horas de Iringa. 
Las fotos hablan por sí solas, por lo que poco puedo añadir:




Es una pena que la mayoría de agencias que ofrecen este tipo de viajes para observar la naturaleza en su estado más puro sólo ofrezcan paquetes lujosos. En realidad la entrada al parque nos costó 30$ a cada uno por ser extranjeros. Para africanos vale 15$ y para tanzanos 2,5$. El hecho de que los animales están en libertad en un recinto totalmente abierto ,sin ningún tipo de vallas, y nosotros encerrados en un todoterreno debería ser la única opción para ver este tipo de animales. Desde aquí defiendo la decisión de Cataluña de prohibir los circos con animales y espero y deseo que poco a poco vayan desapareciendo los zoos. 

Ya nos quedan pocos días juntos aquí, el resto del grupo se irá a España entre el martes y el miércoles, y yo me quedaré aquí continuando con mi vuelo. 



¡ Muchos besos a todos ! 









miércoles, 12 de agosto de 2015

Nueva semana, nuevas experiencias

Ya estoy por aquí de nuevo. 
Es un gustazo recibir vuestros comentarios acerca del blog, ya sea directamente en las entradas o cuando me escribís por whatsapp (aprovecho para deciros que sigo estando activa en mi número de siempre ;-) .
Como ya os conté, sábado terminamos la reforma de Mama Edha, y el domingo fue un día especial. Después de ir a misa el que quisiera, nos pusimos el delantal y ayudamos a cocinar comída típica de aquí. 

Hay que tener mucha higiene a la hora de cocinar porque con el polvo que hay en el ambiente los alimentos pueden contener bacterias, para eso hay que lavar con jabón todas las verduras y frutas antes de pelarlas. Como véis, el arroz también hay que limpiarlo, como en España hace ya varias décadas.

Las cocinas también son muy diferentes a las que tenemos hoy en día en nuestras casas. Tener una cocina de gas es un lujo sólo al alcance de unos pocos, y las vitrocerámicas aún no han llegado aquí. La cocina africana consiste en leña o carbón sobre el que se colocan grandes pucheros. 
Cocinamos "pillaw": arroz con una especia llamada masala, carne de vaca ( no de ternera), patatas y verduras. También cocinamos chapati, plátanos fritos y un guiso de berenjenitas con tomate.

Estaba todo riquísimo. Aquí la gente se hecha todo en el mismo plato, no hay primeros platos o segundos. 
Después de comer intercambiamos canciones y bailes típicas de España, Tanzania, Uganda, Burundi, Kenia y Filipinas. 



Después del día de descanso, el lunes tocó volver al tajo. Las casas que hemos visitado esta semana son todas alquiladas, por lo que las familias no puedes hacer ninguna reforma. Nuestro trabajo ha consistido en hablar con las familias, entender cómo vivían y tratar de mejorar (aunque fuera un poquito) su calidad de vida. 
En casa de Mama Restuta ella y su marido dormían en el suelo con su bebé de 2 años. Restuta anda con muletas ya que tiene una enfermedad crónica que la impide apoyar bien el pie izquierdo, por lo que os podéis hacer una idea el esfuerzo que hacía para levantarse y acostarse. Los otros 4 hijos dormían repartidos en 2 camas (una de ellas tenía revistas y papeles a modo de colchón, algo que nos impresionó muchísimo. Para todos ellos compramos camas, colchones y mosquiteras nuevas. 




El siguiente día visitamos dos casas: la casa de Mama Frida y la casa de Mama Gasper. Ellas dos también estaban alquiladas y sus parejas las habían abandonado en el momento que supieron que iban a ser padres. Esto ocurre con muchísima frecuencia según estamos viendo. A Mama Frida la trajimos platos y vasos nuevos y una cama en condiciones y a Mama Gasper la visitamos ayer. 
En Tanzania es tradución ofrecer algo de comida a siempre que alguien va a tu casa por primera vez, y Mama Frida nos cocinó chapatis en señal también de agradecimiento. ¡Estaban de rechupete!

La casa de Mama Gasper constaba sólo de un espacio, pero tenía todo muy curioso. Con ella viven sus dos hijos de 17 y 13 años. El mayor duerme en el sofá y el pequeño con ella. Como vimos que sus necesidades no eran muchas, vamos a comprar una cama para el hijo mayor y el dinero restante lo guardaremos para otras casas que puedan necesitar más inversión. 

Hoy hemos tenido el día libre, y nos hemos dedicado a organizar la casa, ir a la compra y lavar la ropa a mano. Ya se está convirtiendo en tradición tomar té viendo el atardecer desde el porche de la casa, un momento verdaderamente mágico.

Tristemente es verdad esa frase que dice "nunca valoras lo que tienes hasta que te falta", ¡no sabéis el ahorro de tiempo y de trabajo que supone la lavadora! 

Un abrazo muy grande a todos y ¡hasta pronto! 

sábado, 8 de agosto de 2015

Fin de las obras en casa de Mama Edah

 ¡ Buenas noches ! 

Finalmente hoy hemos terminado las obras en casa de mama Edah. Han sido 4 días intensos de esfuerzo, trabajo, compenetración, compañerismo, intensidad y muchas emociones. 
Los trabajos que hemos hecho han sido: enyesar las paredes de las dos habitaciones que eran de adobe, construir una nueva ducha, cementar por fuera y por dentro el baño y poner un tejado nuevo al baño y a la ducha.




Excepto Andrés (nuestro "ingeniero") ninguno del grupo tenía conocimientos sobre construcción, pero siguiendo sus consejos y los de Beni nos hemos convertidos casi en expertas. Como dicen mi padres, cuando esté en España me van a poner a reformar la casa. 
El trabajo ha sido muy muy físico: traer cubos de arena de 15 kilos, hacer hormigón a mano, cargar ladrillos... Así que os podréis imaginar lo cansados que hemos terminado. Aún así hoy cuando hemos acabado de poner el tejado, nuestras caras no podían expresar más satisfacción. 


Mama Edah y su familia estaban inmensamente felices y agradecidos por todo lo que habíamos hecho estos pocos días. Nos han dicho literalmente que les hemos cambiado la vida a ella, a su marido, a sus 5 hijos y al que viene en camino. 

Esa era nuestra misión en esta aventura, como dice Eduardo Galeano: "personas pequeñas, en lugares pequeños, haciendo cosas pequeñas, pueden cambiar el mundo". 

Para despedirme os enseño el antes y el después. 



¡Hasta pronto!